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viernes, 11 de julio de 2014

Había una tribu

Había una tribu en la que las mujeres no estaban solas, no se sentían solas y no criaban solas. En esa tribu las mujeres aprendían desde chicas a escuchar a su corazón, a dejarse llevar por su instinto, a amar a la naturaleza y sentirse parte de ella, aprendían a tejer lazos de solidaridad y apoyo entre ellas mismas.
Allí donde vivían, no se criticaba el ser madre, más bien se admiraba y se agradecía.
Las mujeres de aquella tribu confiaban en sus cuerpos y sus capacidades. Menstruación, sexualidad, embarazo, parto, lactancia, crianza y menopausia eran considerados estadios de la naturaleza femenina cargados de poder.
En la tribu se daba la posibilidad de encontrarse con una misma, la feminidad era considerada un don y no un castigo.
Los hombres de la tribu honraban a sus mujeres, madres, hijas y hermanas, reconocían el infinito poder de ser mujer.
En ese lugar los bebes nunca estaban solos, nunca se sentían solos. Los niños reían, lloraban, jugaban, mamaban, comían, exploraban en contacto con la naturaleza y en libertad.
¡ Qué bonito sería si esa tribu existiera de verdad! Pero que distinto sería si simplemente se valorase la maternidad, se recociese el lugar de la mujer más allá del modelo patriarcal y se apoyara emocional,social y económicamente la crianza de los/as hijos/as.
La sociedad en la que vivimos dista mucho de favorecer o mejorar la maternidad pero y ¿ Un cambio en ti mujer? Dejemos de lazar miradas, críticas y consejos no solicitados a nuestra hermana, amiga o vecina. Brindemos apoyo, contención y escucha. Favorezcamos el instinto de maternar y la lactancia. Creemos
un mundo mejor para nuestros hijos/as.

1 comentario:

  1. Como bien dices esa tribu no existe aunque debiera de existir, por ahora hay que conformarse con asociaciones de madre y padres que piensen asi.

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Gracias por compartir,
Manuela