Hay actitudes, valores y comportamiento que tenemos tan asumidos como nuestros que salen solos. Y sólo cuando te descubres a través de otra cultura, los reconoces.
Muchas veces no somos conscientes de cuales son una elección personal y cuales puramente cultural. Y lamentablemente, en demasiadas ocasiones alabamos lo ajeno y sentenciamos lo nuestro.
En el campo de la crianza y educación las diferencias culturales se observan muy claramente.
Cuando llegué a Alemania y empezó mi etapa de educadora infantil, todo lo que observaba me producía admiración: el respeto por lo ajeno, el comunicarse en un tono de voz bajo e incluso los silencios, su amor por la naturaleza y lo bio así como las opciones de diversión infantil que buscan la libertad de movimientos del niño/a. Y eso me llevó a como "buena" española a criticar nuestros valores en cuanto a educación se refiere ( no me refiero al sistema educativo que eso da para otro artículo sino a lo cultural, lo social).
Con el paso del tiempo y la añoranza comprendí que estaba equivocada. Que aunque bien es cierto que hay valores muy positivos y sobretodo muchas más alternativas naturales, hay cosas que pesan mucho más y que gracias a ello somos lo que somos.
Y eso es el amor, el cariño, la alegría, la solidaridad, el contacto corporal, la expresividad. Probablemente gritemos demasiado, no sepamos respetar el turno de palabra, critiquemos a nuestros amigos y no cuidemos de lo público pero estamos ahí a la hora de la verdad, sabemos sonreirle a la vida y expresar nuestras emociones, sabemos reirnos y abrazar. Y eso sencillamente al menos yo, lo valoro mucho más.
Muchas veces no somos conscientes de cuales son una elección personal y cuales puramente cultural. Y lamentablemente, en demasiadas ocasiones alabamos lo ajeno y sentenciamos lo nuestro.
En el campo de la crianza y educación las diferencias culturales se observan muy claramente.
Cuando llegué a Alemania y empezó mi etapa de educadora infantil, todo lo que observaba me producía admiración: el respeto por lo ajeno, el comunicarse en un tono de voz bajo e incluso los silencios, su amor por la naturaleza y lo bio así como las opciones de diversión infantil que buscan la libertad de movimientos del niño/a. Y eso me llevó a como "buena" española a criticar nuestros valores en cuanto a educación se refiere ( no me refiero al sistema educativo que eso da para otro artículo sino a lo cultural, lo social).
Con el paso del tiempo y la añoranza comprendí que estaba equivocada. Que aunque bien es cierto que hay valores muy positivos y sobretodo muchas más alternativas naturales, hay cosas que pesan mucho más y que gracias a ello somos lo que somos.
Y eso es el amor, el cariño, la alegría, la solidaridad, el contacto corporal, la expresividad. Probablemente gritemos demasiado, no sepamos respetar el turno de palabra, critiquemos a nuestros amigos y no cuidemos de lo público pero estamos ahí a la hora de la verdad, sabemos sonreirle a la vida y expresar nuestras emociones, sabemos reirnos y abrazar. Y eso sencillamente al menos yo, lo valoro mucho más.