Bienvenid@ a este espacio de reflexión sobre la crianza de los hij@s.

martes, 30 de septiembre de 2014

Una mirada de humildad

Cuántas veces el estres me desarma la paciencia y todo aquello en lo que creo y predico hace mella. A veces mi Nicolás me exige en un tiempo ya, a veces el cansancio me puede, el tiempo no me llega para todo y otras veces la soledad y falta de apoyo pesan demasiado.

Y entonces aunque reconozco que estoy desbordada, mi pequeño está muy cansado o simplemente necesito socializar la energía flaquea y los nervios de mí se apoderan. Si simplemente las madres pudiéramos hacer un kit kat y desconectar por unos segundos de los llantos, exigencias o gritos de nuestra prole y recuperar fuerzas para más calmadas continuar con el día a día, eso sería sin duda una gran ayuda.
Yo que tengo la familia lejos recozno que uso los dibujitos como calmante  y respiro propio, más de lo que me gustaría.
Al igual que la vida no es de color de rosa, la crianza de un hijo a parte de ser una aventura apasionante, un acompañamiento amoroso y un aprender juntos no está encenta de cansancio y dificultades. Sin una tribu o familia que te apoye, que te de un respiro a ratos,que te contenga y de aliento, muchas veces se hace cuesta arriba el día a día.
Y en ocasiones, en esta ausencia exigimos al padre todo lo que nos falta, cuando en realidad él también está cansado y estresado.
Criar es un camino lento lleno de obstáculos, cambios y descubrimientos. No siempre sabemos cómo abordarlos y nos equivocamos. El error debe ser entendido como la oportunidad de conocernos. Reconocer que nos hemos equivocado equivale a ser consciente de que los recursos o métodos empleados no eran los adecuados o eran insuficientes. O bien darse cuenta que no sabemos como afrontar determinada situación. Este reconocimiento significa un aprendizaje aunque aprender no tiene porqué ser significar actuar en consecuencia con lo aprendido pero si ser consciente de ello.
Y a los cambios cuesta hacerse. Yo reconozco que desde que Nicolás ha empezado a andar es un no parar continuo, un cambio de rutinas y un estres en modo alerta 24 horas al día.
En fin, ser una madre que cree en una crianza emocional y respetuosa con las necesidades de mi hijo no significa que no esté cansada y estresada muchas veces.

martes, 2 de septiembre de 2014

Disfrutando a través de tus ojos












Para una madre la felicidad adquiere otra dimensión y lo que antes te producía placer ahora probablemente no esté tan a tu alcance porque los momentos de intimidad personal son realmente escasos y porque la felicidad y el placer se transforman.

Yo antes disfrutaba mucho leyendo un buen libro con un té como compañía, el silencio de fondo y la luz melancólica que ambientaba la habitación. Ahora con suerte saco tiempo para un té acompañado de conversaciones pendientes en el what,s up.

Antes disfrutaba de cenas, cine y en definitiva ocio al atardecer. Hoy a las 7 como tarde estamos regresando a casa.

Antes disfrutaba de acostarme tarde y despertarme sin prisas, a mi ritmo (los fines de semana). Ahora me despierta Nicolás por lo general de un osaso para que le de al botón de la melodía y juntos toquemos las palmas.

Antes podía ir a cualquier café o restaurante, reunirme con amigos y/o familia y entre cafés y tapas disfrutar de una buena conversación. Ahora a duras penas consigo tomarme la bebida caliente y no perderme en la conversación.

Sin embargo he aprendido a valorar el tiempo, mi tiempo, algo tan preciado. ¡Y pensar que antes lo dejaba perder gratuitamente!.  A valorar su tiempo, que corre tan rápido que cada día es un poco más mayor y más independiente.

Ahora disfruto mucho más intensamente de mis momentos pero sobretodo de los suyos, de sus risas, de sus logros, de lo que le emociona y le hace reír, de sus primeras veces, del descubrir el día a día, de lo que le gusta y le produce placer, de como disfruta con la compañía de otros/as niños/as, de esa mirada ilusionada y esa sonrisa de verdad.

Porque ya no me importa si leo historias ajenas, si mi ocio se reduce a tardes de parque, si los cafés son interrumpidos y las conversaciones inacabadas, si me acuesto con los lunnis y me levanto cuando sale el sol, porque ya mi vida es otra y mi felicidad se ha transformado.

Ahora disfruto de los momentos en familia,de los besos llenos de baba, de las cosquillas que le sacan una sonrisa, de los segundos a su lado, de los baños juntos,  de los columpios, la pelota, dormir acurrucados...porque mi felicidad es la suya, porque ahora disfruto a través de sus ojos.

Mi felicidad es estar los tres juntos. Una comida, unas risas, una tarde de parque, un caminar juntos, un paseo, un super abrazo, un baile, unos juegos, unos mimos, unas cosquillas,... en definitiva, poder compartir mi vida con mis dos amores.

Os quiero